Día 5: Ruta Cala Blanca, Cala Barraca y Cala Sardinera

Otro lunes y sin madrugar retomamos la segunda parte de nuestras vacaciones, cargamos de nuevo maletas y nos dirigimos hacia la costa de Xàbia (o Jávea en castellano), para realizar una ruta por algunas calas.

Al comenzar la Ruta Cala Blanca, Cala Barraca y Cala Sardinera, el tramo era de asfalto porque pasas por urbanizaciones, la primera de ellas, CALA BLANCA, está en una zona urbanizada y es la menos bonita de la tres.

Seguimos la ruta y al poco, llegamos al MIRADOR DE LA CREU DEL PORTITXOL, y ya comenzamos los senderos, ya que desde aquí parten dos pequeñas rutas de ida y vuelta.





Comenzamos por el sendero local SL-CV 97, de alrededor de 1,5 kilómetros (ida y vuelta), que te lleva hasta CALA BARRACA, el sendero no tiene dificultad y merece mucho la pena porque se llega a la playa más bonita de la tres. Enfrente está la Isla del Portitxol, podríamos decir que esta playa todavía conserva su esencia mediterránea, con algunas antiguas casas de pescadores muy bien conservadas.









Al llegar de nuevo a la Creu del Portixol continuamos por el sendero local SL-CV 98, que te lleva hasta CAP PRIM y también a la CALA SARDINERA, otro sencillo sendero de poco más de 2 kilómetros (ida y vuelta).









Tras esto fuimos a Xàbia a comer, con los restaurante cerrados, teníamos pocas opciones, así que cogimos unas hamburguesas en McDonald’s y nos acercamos a la playa a comérnoslas en un banquito viendo el mar.

Luego fuimos a MORAIRA, a hacer el check-in de nuestro apartamento para estos días; aunque el apartamento tenía plaza de garaje, como era de ascensor y en la calle no había ningún problema para aparcar ni lo llegamos a usar. Tras dejar las cosas, fuimos a comprar algunas provisiones para estos días, en el centro del pueblo está el supermercado Pepe la sal, que aunque pequeñito está muy bien.


Dejamos la compra en el apartamiento y fuimos a dar una vuelta, la chica que nos hizo el check-in nos recomendó algunos lugares de la zona con comida para llevar, uno de ellos, Ammos, estaba muy cerca y además tenía una carta muy extensa; así que preguntamos y ya elegimos la cena, pagamos y quedamos que nos la trajera sobre 9 o 9’30.

Muy puntual a las 9 nos trajo la cena, los nachos estaban riquísimos, así que repetimos más días.

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